10/11/17

Cuento: Día de Muertos


Las campanadas de medianoche y la voz de mi madre me despertaron. Con la algarabía me sorprendió que no me hubiera levantado antes. A través de la puerta entreabierta de mi habitación, vi a jóvenes moviéndose de un lado a otro mientras mi tía Anita se aseguraba de que ninguno de los floreros sufriera daños durante la mudanza.

Levanté la cabeza en dirección a mi madre y vi que sonreía. Con delicadeza me ayudó a sentarme en la cama y me pidió que me vistiera con las prendas que había preparado para mí. Siempre con una sonrisa en el rostro, me señaló una serie de cajas vacías y me indicó que me asegurara de guardar todos mis juguetes en ellas.