22/2/16

Blog: Umberto Eco

Via UmbertoEco.com
La muerte de Umberto Eco es una noticia muy triste para el mundo de la literatura. De hecho, la semana pasada estuvo llena de lamentables noticias, pues también murió Harper Lee, la autora del famoso libro Como matar a un ruiseñor. A pesar de que esta escritora también debería tener una entrada en este blog, la verdad, nunca he leído ninguno de sus libros, así que no hay mucho que pueda decir sobre ella. Es por eso que me enfocaré en Umberto Eco, un autor que conocí un poco mejor.

Umberto Eco nació en el norte de Italia en 1932. Se doctoró de filosofía en la Universidad de Turín en 1954 y escribió su primera novela El Nombre de la Rosa en 1980.



Eco fue aclamado como un gran semiólogo, filósofo, crítico literario y escritor. Personaje directo, de comentarios mordaces, y siempre cargado de opiniones – con sus argumentos – acerca de diversos temas de la sociedad actual.

Yo conocí a Umberto Eco de la misma forma que la mayoría: a través de El Nombre de la Rosa, la cual sería su novela más popular vendiendo más de 50 millones de ejemplares en todo el mundo. Aunque pasé mucho tiempo queriendo leer su opera prima, nunca saqué el tiempo o tuve la oportunidad de enfrascarme en su lectura; aun así, el nombre de ese libro y su autor se quedaron en mi cabeza durante muchos años.

Fue así como, durante mi época de estudiante de periodismo, me encontré nuevamente con él. Durante una clase de Redacción Literaria la profesora nos pidió escoger a un columnista que nos gustara para realizar el análisis de tres de sus columnas. De inmediato, escogí la columna de Umberto Eco en El Espectador – la verdad nunca he sabido si la columna de Eco es realmente de él, o es el periódico tomando las columnas de otra parte -, y de esta manera logré conocer un poco más de este autor. Leí Si es que es tu verdadero nombre (29 de Julio 2012), ¿Acaso no tenemos vergüenza? (16 de Septiembre de 2012) y Personajes Sospechosos (29 de Septiembre).

Via Wikipedia
La primera columna habla acerca del robo de identidades en Internet, la segunda gira alrededor de la necesidad de las personas de ganar popularidad, aun si eso significa sacrificar la dignidad; y la tercera trata acerca de las imágenes que los medios de comunicación venden y como la sociedad intenta imitarlas. Las tres columnas tienen como eje central la cultura popular y el uso de las nuevas tecnologías.

A través de ellas me di cuenta que Umberto Eco, a pesar de su edad, estaba muy interesado en cómo las redes sociales y el mundo actual afectaban la personalidad y comunicación de las personas. Eco tenía mano dura para criticar los nuevos medios (a veces sonaba decepcionado de las nuevas generaciones), pero era abierto a aceptar los cambios bajo ciertas condiciones.


De Eco aprendí a no confiar demasiado en la red, no hablar o criticar abiertamente de las cosas sin conocer primero los detalles, y a tratar de ser genuino, independiente de si a la gente le gusta o no.

Con esa primera impresión me senté finalmente a leer El Nombre de la Rosa y me encontré con una obra maestra única. Un libro tan lleno de detalles y matices como de reflexiones acerca del mundo, la sociedad y, especialmente, la religión.

Via TheGuardian.com

Umberto Eco fue capaz de escribir una buena novela sin usar ninguna fórmula ganadora, al contrario, diría que en más de una ocasión transgredió esas normas del éxito. Fue capaz de marcar su propio estilo y de compartir sus opiniones de una forma intelectual pero entendible a todos los niveles (lo cual es muy difícil para un catedrático).

Después de leer sus columnas y su primera novela me sentí muy identificado con él, con su manera de ver el mundo. Eco se convirtió en una inspiración y se ganó toda mi admiración como escritor.

Muy bien dicen por ahí que con la muerte llega el éxito. Me veo, al igual que muchos después de su muerte, yendo a diferentes librerías a buscar sus otras novelas (El Péndulo de Foucault, El Cementerio de Praga, Número Cero, etc.) y leyendo su legado a la humanidad.

Umberto Eco fue un gran escritor, uno de esos extraños críticos que le daba una oportunidad a todo y uno de los más grandes pensadores de la época. Su muerte es una gran pérdida para la humanidad que, de ahora en adelante, seguirá recordando su nombre al igual que lo hace con el nombre de esa flor llamada rosa. 

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